El perro del video, viendo una corriente de agua, decidió que podría emplearla para inventarse un juego.
Este consistía en tomar una botella de plástico, lanzarla al agua y dejar que fuera arrastrada por la corriente. Luego, en el momento que emergía y se ponía a la vista, él se zambullía para atraparla con su hocico y sacarla.
Y como el juego le pareció divertido, el gusto consistía en repetir el acto una y otra vez.