Una científica investigadora de las ballenas había estado sumergida estudiando a una de ellas, cuando repentinamente esta comenzó a acercársele de una manera extraña, sin despegársele, y empujándola en determinada dirección y hacia la superficie.
Inicialmente ella se asustó por tan extraño comportamiento, que le hacía pensar en un impulso agresivo. Pero finalmente descubrió la verdad: el enorme y noble cetáceo había advertido la presencia de un gran tiburón-tigre y por eso había decidido protegerla, apartándola del peligro y llevándola hacia donde estaban sus demás compañeros humanos. Sólo se alejó de ella cuando vio que había subido a su bote.
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