No hay mucha diferencia entre la rabieta que desplegó este pequeño chimpancé al ser bajado de la motocicleta y la que hace cualquier niño pequeño cuando quiere salirse con su gusto en algún asunto.
En este caso, y a base de potentes chillidos, logró su objetivo: que su amigo lo volviera a subir al vehículo para ir de paseo con él. Una vez arriba, se quedó en perfecta paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario