En un zoológico, este inteligente chimpancé vio que la mujer detrás del vidrio portaba una bolsa con varios productos, y que uno de ellos era una botella conteniendo un refresco.
Así las cosas, decidió pedirle un poco del líquido. Lo hizo señalando la botella con su dedo índice, tal como lo hacemos los humanos.
Pero como no había forma de hacérselo llegar, debido al vidrio protector, el chimpancé la guió, siempre valiéndose de su dedo índice, hasta un lugar donde había una pequeña rendija, por la cual sí era posible traspasarle el refresco anhelado.
En una segunda oportunidad, la mujer le ofreció un plátano, pero el chimpancé, sabiendo que no había forma de pasárselo, rehusó el pedido, y nuevamente señaló el refresco, el único producto que sí le resultaba accesible.
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